Seguro que alguna vez has visto un jardín vacío al caer la noche y te has preguntado quién sigue el relevo cuando las abejas duermen. En el silencio y la penumbra, comienza un ballet secreto: la polinización nocturna, un trabajo a media luz donde mariposas esfinge, murciélagos (allá donde son los hay polinizadores) y escarabajos son los protagonistas. No en vano, son muchos los animales nocturnos que también utilizan el polen como alimento, y realizan esta importante función de noche. ¿Quiénes son?
- Las polillas. Generalmente con sus largas probóscides, como pajitas flexibles, succionan néctar a gran velocidad. Buscan las flores que más les interesan, ayudando a la polinización de aquellas especies que incluso escapan de los polinizadores diurnos. Aquí podemos destacar a los esfíngidos, esas polillas grandes que son como colibríes que flotan en la nocturnidad con probóscides larguísimas adaptadas a la polinización nocturna.

- Murciélagos frugívoros y nectarívoros. En regiones tropicales los murciélagos son sabidos e importantes polinizadores de muchas especies de flores. ¿Sabías que hay plantas que desarrollan hojas con formas circulares para captar los ultrasonidos de los murciélagos y así dirigirlos hacia ellas?
- Escarabajos nocturnos. Más torpes pero igual de eficientes en plantas de flor grande y abierta, como algunas cistáceas mediterráneas. Piensa ya no solo en ellos, sino en todos aquellos insectos y artrópodos nocturnos que se mueven entre flores, buscando alimento, y camuflándose. La polinización ahí es clave, y fundamental.
La noche es única. Y, de hecho, las flores que son polinizadas por animales nocturnos, también tienen sus truquitos. Por ejemplo, ¿conoces al dondiego de noche Mirabilis jalapa. Es una flor de dulce aroma que, durante el día, está completamente cerrada, pero al atardecer y durante la noche, las flores se abren de par en par, embriagando con un olor exquisito el entorno nocturno, guiando a esfíngidos y otras polillas hacia la fuente de néctar, y en compensación, estos ayudándoles con la polinización.
Flores de medianoche: el diseño del encanto lunar
Las plantas que confían en la polinización nocturna desarrollan verdaderos imanes para la oscuridad:
- Colores pálidos. Blanco, crema o amarillento, para resaltar al contraste con la penumbra. Recibir la luz de la luna hace que brillen más, de ahí que cuanto más claritas, más llamativas serán para animales que tienen ojos adaptados a captar la luz de la luna.
- Aromas intensos. Notas dulces y almizcladas que guían a sus visitantes desde decenas de metros. En la noche, donde poco se ve, el aroma puede convertirse en la principal carretera hacia ti. Por eso, la noche tiene su toque de olor, como el día, pero de una manera más intensa.
- Estructuras tubulares. Conducen el néctar al fondo de la flor, obligando al polinizador a rozar los estambres, garantizando así el paso del polen. Se adapta, por ejemplo, a esas lenguas tan largas de mariposas, e incluso de algunos escarabajos.

¿Cómo darles luz… sin molestarles?
Seguro que no habías pensado en todo esto. Vivimos en un mundo de un sinfín de interacciones complejas e interrelacionadas. ¡Conócelas y cuídalas! Sal al campo un par de noches este verano y conviértete en observador de este mundo oculto. Disfruta. Y, busca pequeñas acciones que te ayuden a hacer que todo esto siga bien.
- Apaga las luces exteriores: así no interferirás en su navegación. Piensa que los animales nocturnos utilizan la luz de la luna para guiarse. Si añadimos luces artificiales, se despistan de sus destinos. Si no necesitas esa luz, ¡apágala y deja a la noche, ser noche!
- Coloca un reflector rojo: este tono altera menos su comportamiento que la luz blanca. ¿Quieres salir a observar todo en todo su esplendor? Pues el rojo es lo que debes usar, nunca el blanco. ¡Prácticamente todos los frontales cuentan con un visor rojo!
- Planta especies nectaríferas: dama de noche, jazmín o madreselva, para ofrecerles un banquete. Y, si las tienes cerca, prepárate para disfrutar de la intensa actividad que tu jardín tiene para ofrecer en las noches de primavera y verano.
Al comprender y proteger este vórtice de aleteos nocturnos, mantendremos vivas no solo las flores, sino también el misterio y la magia del jardín cuando la luna toma el relevo. ¡Anímate a apuntar tu libreta de campo y ser parte de esta silenciosa sinfonía!
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