Simbiosis magnética: hasta el infinito y más allá
Simbiosis magnética: hasta el infinito y más allá

Simbiosis magnética: hasta el infinito y más allá

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Seguro que por muchos de vosotros es sabido que hay aves y animales marinos, principalmente, con capacidad para detectar y utilizar el campo magnético terrestre para orientarse, conocida como magnetorrecepción. ¡Es un fenómeno fascinante que ha intrigado a los científicos durante décadas! ¡Y a nosotros! Se ha observado que especies como aves migratorias, tortugas marinas, ballenas y delfines son capaces de navegar miles de kilómetros utilizando el campo magnético. Sin embargo, a pesar de la abundante evidencia sobre este fenómeno, el mecanismo detrás de esta capacidad sigue siendo un misterio. Pues existe un artículo de Natan y colaboradores (2020) que trató de arrojar algo de luz sobre este asunto. ¡Y ahí se encontraron bacterias!

Los petirrojos son capaces de migrar utilizando el campo magnético terrestre, algo que ya se sabía. ¿Qué más nos quedará por saber? Foto de © Francis C. Franklin / CC-BY-SA-3.0.

La magnetorrecepción y el enigma de su mecanismo

A lo largo de los años, se han propuesto dos teorías principales para explicar cómo los animales perciben el campo magnético: la teoría de la magnetita, que sugiere que los animales tienen estructuras magnéticas en sus cuerpos que interactúan con el campo magnético, y la teoría de los pares radicales, que propone que una proteína llamada criptocromo podría ser el sensor magnético. Sin embargo, ambas teorías tienen limitaciones y no han logrado proporcionar una explicación definitiva. Y hoy tenemos una nueva hipótesis ¡tremendamente interesante! En lugar de buscar el mecanismo dentro del propio animal, Natan y sus colaboradores propusieron una tercera hipótesis: que las bacterias magnetotácticas, que tienen la capacidad de orientarse con el campo magnético, podrían estar involucradas en la magnetorrecepción de los animales. Las bacterias magnetotácticas poseen magnetosomas, pequeñas estructuras que permiten a estas bacterias alinearse con el campo magnético de la Tierra. Según la hipótesis, los animales marinos podrían albergar estas bacterias en sus cuerpos, especialmente en sus microbiomas, y utilizar las señales magnéticas proporcionadas por las bacterias para orientarse. Piensa que todos tenemos un microbioma inmenso, desde nuestra flora intestinal a la de la vaca en su rumen que la utiliza para digerir fibras vegetales. Pero, ¿utilizar las bacterias como campo magnético? ¿No os parece una auténtica locura?

La hipótesis de la simbiosis magnética ha ganado fuerza a medida que se han acumulado nuevas pruebas. Un estudio clave realizado por Monteil et al. (2019) descubrió que ciertas algas marinas, que viven en simbiosis con bacterias magnetotácticas, utilizan estas bacterias para alinearse con el campo magnético. Este hallazgo fue el primer indicio claro de que las bacterias magnetotácticas pueden jugar un papel en la orientación magnética de organismos. ¡Y es que se sabe de la presencia de estas bacterias no sólo en animales marinos o aves, sino también hasta en murciélagos! Probablemente haya algo que se nos haya escapado todo este tiempo. ¿Podríamos decir que esto es, cuanto menos, magnético?

El esquema general de cómo las aves podrían comunicarse con las bacterias magnetotácticas por Natan et al. (2020).

Eso sí, hay críticas. Una de las principales objeciones es la falta de pruebas directas que demuestren que las bacterias magnetotácticas son responsables de la magnetorrecepción. Algunos investigadores sugieren que las bacterias encontradas en los microbiomas de los animales podrían ser simplemente contaminantes ambientales y no tener un papel funcional en la orientación magnética. Además, la hipótesis plantea el desafío de cómo las bacterias y los animales se comunican para coordinar la percepción magnética. ¿Cómo pueden los animales detectar las señales de las bacterias y utilizarlas para orientarse? Ahora bien, estas bacterias son muy abundantes en los sistemas marinos, e incluso áreas, y se conocen muchas y muy variadas especies. La diversidad y abundancia de las bacterias magnetotácticas apoyan la posibilidad de que estén involucradas en simbiosis con una variedad de especies animales.

Si las bacterias magnetotácticas están realmente involucradas en la magnetorrecepción, surge la pregunta de cómo las bacterias y los animales se comunican para coordinar la orientación magnética. Quizás, en animales pequeños, como algas, las bacterias podrían proporcionar un momento magnético permanente que permite al organismo alinearse con el campo magnético. En organismos más grandes, como aves y mamíferos, las bacterias podrían formar agregados en órganos sensoriales especializados, y enviar señales al sistema nervioso del animal. En las aves, que se sabe que tienen una aguda capacidad para percibir el campo magnético, se ha sugerido que las bacterias magnetotácticas podrían residir en las glándulas lacrimales y ser secretadas en los ojos. El movimiento de las bacterias en los ojos podría ser detectado por el sistema visual del ave, lo que le permitiría orientarse con respecto al campo magnético.

¡Aún queda mucho por hacer, pero desde luego, esto abre un sinfín de posibilidades! ¿Os lo imagináis? ¡A nosotros nos parece una locura, y por eso queríamos contároslo!

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